Hay una envidia activa y otra pasiva. Justamente la envidia se compone de tristeza y de bronca, porque lo que el envidioso hace es compararse, vive comparándose y cuando ve que la otra persona tiene un determinado logro en el trabajo, en la pareja, ya que se puede envidiar cualquier cosa, siente tristeza y bronca.
La llamamos envidia pasiva cuando la persona siente solo tristeza. La genera una tristeza interna porque le aumentaron el sueldo a otro, consiguió pareja, etc.
La envidia activa es tristeza y bronca. En la envidia activa la persona necesita descalificar, desmerecer, criticar a la otra persona.
La envidia sana no existe, siempre lastima. En general es una emoción secreta, ya que nadie va por la vida diciendo: "Tengo envidia"... y cuando uno en general dice: "¡Cómo te envidio!" en realidad muchas veces estamos expresando una admiración más que la bronca de que al otro le va bien y que esa persona tiene lo que yo no tengo.
Es decir que la envidia es una moneda de dos caras:
"Quiero tener lo que vos":... y es muy fácil detectar a los envidiosos, basta con contar a los que nos rodean algo bueno que nos haya pasado.
"Quiero que pierdas lo que tenés":... o sea, no solo quiero tener lo que vos tenés, sino, "me gustaría que lo pierdas para que se vaya esta tristeza y esta angustia".
¿Qué hago cuando descubro que un familiar o amigo me envidia?
Tenemos que intentar elegir a quienes contarles las cosas buenas que nos pasan, ser más selectivos en los logros, ya que a veces uno cuenta o muestra y hay mucha envidia.
La comparación no sirve, es veneno, ya que ¡No tenemos que ser como nadie! somos únicos e irrepetibles, por eso no tenemos que compararnos.
Li. Bernardo Stamateas
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