Hasta la Cima

martes, 30 de octubre de 2012

¿Quién soy yo sin mi pareja?

La familia forma un ideal, un proyecto, y obviamente ese proyecto apunta a lo que apuntamos todos los seres humanos: ¡ser felices!
Ahora, ¿qué pasa cuando eso no funciona? Con la separación viene el duelo por ese ideal, y muchas parejas logran transformar ese duelo y llegan a la conclusión que los dos no funcionaron.
- No hay culpables ni inocentes, sino que cada uno hace algo que retroalimenta la conducta del otro. Cuando la pareja pierde ese ideal o ese proyecto que tenía, entra en un estado de duelo afectivo.
- Antes de una separacion física hay un divorcio emocional previo, nadie se separa de un dia para el otro físicamente hablando, sino que antes hubo un proceso de distanciamiento, de peleas, de de pérdida del amor romántico que hicieron que la pareja se vaya distanciando hasta la separación completa.
Cuando la persona se separa experimenta determinadas conductas como recordar el pasado: "Acá nos dimos el primer beso", "Acá vivimos tal experiencia". Ese retroceso es como cuando uno está manejando y mira por el espejo retrovisor, se avanza mirando hacia atrás; pretende construir un mañana sin olvidar ese pasado. Si miramos hacia el pasado y recordamos tanto las cosas buenas que vivimos en pareja como las cosas malas, dejamos de divinizar o de satanizar al ex.
En general, la separación es impulsada por las mujeres pero son los hombres los primeros en formar pareja nuevamente.
¿Quién soy yo sin mi pareja? Durante cinco, diez, veinte años se ha mantenido unida en piloto automático. Al romper esa unión, cada uno recupera unas cuantas cosas que quedaron olvidadas, encajonadas.
Los divorcios y las separaciones tienen que ser positivas: el ideal es de común acuerdo, con pocos abogados en el medio, especialmente cuando hay niños pequeños para evitar que ellos queden atrapados o triangulados entre sus padres.
A los hijos se los debe cuidar bien y animarlos a que respeten a ambos papás. Una persona se separa como pareja, pero nunca se divorcia como papá, la paternidad es eterna y tenemos que cuidarla, porque los hijos necesitan a sus dos padres.


Bernardo Stamateas

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